Comúnmente conocidos como juanetes, los hallux Valgus son malformaciones en la articulación metatarso falángica del primer dedo del pie, se caracterizan por una protuberancia ósea en la parte interna del primer dedo y desviación del mismo, dolor articular intermitente y en ocasiones enrojecimiento en la zona de crecimiento; son formados por múltiples factores tales como:

• Uso excesivo de calzado con puntas estrechas y tacón alto,
• Factores genéticos o hereditarios,
• Desviación de tobillos hacia la parte interna y el último factor,
• La incorrecta distribución de cargas o presiones plantares, siendo la cabeza del primer metatarso (debajo del primer dedo) el punto de apoyo de mayor riesgo para su formación.

Detección de juanetes

Por lo general los juanetes son detectados por la misma persona que los padece pues son notorios a la vista y tacto, sin embargo, sin la intervención de profesionales de la salud casi nunca son descubiertas las causas de formación y por consecuencia este padecimiento sigue aumentando y empeorando conforme avanza la edad.

El diagnóstico del hallux valgus se realiza con una exploración clínica. Mirando, palpando y viendo al paciente caminar, puede obtenerse un diagnóstico claro en la mayoría de los casos. El resto de pruebas son complementarias y sirven para afinar el diagnóstico y tomar decisiones sobre el tratamiento.

Dentro de las pruebas complementarias la exploración fundamental es:

Radiografía simple de los pies. Esta prueba de imagen proporciona mayor información; se realiza con el pie apoyado y presionando con el peso del cuerpo sobre el mismo.

En algunos casos muy concretos, se pueden realizar otras pruebas como una ecografía, un escáner, una resonancia magnética o un estudio de baropodometría.

Tratamiento de juanetes

Existen dos tipos de tratamientos para este padecimiento: quirúrgico y convencional.

El primero es por el cual se opta en casos muy avanzados de desviación articular, sin embargo al escoger este tipo de tratamiento no existe garantía de que estas desviaciones no vuelvan a aparecer a menos de que los puntos de apoyo sean modificados.

La oportuna detección de alguno de los factores de riesgo anteriormente mencionados puede ayudarnos a evitar la cirugía y optar por un tratamiento convencional en el que se incluye el uso de separadores de gel, férulas, ortesis de apoyo o plantillas personalizadas que ayudarán a prevenir el avance y formación de esta molesta y dolorosa desviación.

El tratamiento más beneficioso a largo plazo y más recomendado, no solo para el seguimiento de esta patología sino para la salud de tus pies en general, será la correcta distribución de cargas y puntos de apoyo a través de las plantillas ortopédicas personalizadas.

Fuente: Piedica.